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Siendo como soy un conservador nato, biológicamente hablando, me ha llamado mucho la atención la particular visión “filosófica” que aquí se nos ofrece sobre la naturaleza. Como observador profesional de la naturaleza desde el punto de vista microscópico, me ha sorprendido, mejor dicho, me ha maravillado que este “individuo” haya sido capaz ya no de intuir, sino de plasmar en tan bellas fotografías, ese principio básico que dice que la energía “ni se crea ni se destruye, sino que se transforma”. Estamos acostumbrados a oír a nuestros abuelos que “el árbol nos impide ver el bosque” . . . ante éstas imágenes me he convencido de que en realidad lo que sucede es que “el bosque nos impide ver el árbol”. . . . La naturaleza trabaja siempre sin pausa pero sin prisa . . . El humilde castaño es capaz de crecer a partir del tronco muerto de su madre . . . y es algo que, en nuestra culpable prisa, nunca hemos observado. Vemos los árboles cubiertos por el rocío de la mañana . . . pero somos incapaces de ver la gota que amplifica hasta la última fibra nerviosa de las hojas caídas . . . Podemos ver la maravilla de la puesta de sol sobre el último rincón del Finisterrae . . . pero . . . ¿ dónde están los microorganismos que mantienen la cadena de la vida ¿? ? Vemos el hermoso bosque invernal, las hojas pardas que caen con el otoño . . . y. . . el tronco caído que alimenta el fuego de nuestra lareira ¿?? Un pie. . . un hermoso pie. . . ¿de hombre? ¿de mujer?. . . ¿hay alguna diferencia?. . . Daniel Val |